Si su hijo tiene tortícolis muscular congénita
Su recién nacido tiene tortícolis muscular congénita, una afección inocua y fácilmente tratable. Congénita significa que está presente desde el nacimiento. La tortícolis es la inclinación o torcedura del cuello. En este caso, la inclinación se debe a un músculo del cuello que está demasiado contraído o es demasiado corto. Este músculo tira de la cabeza y la obliga a inclinarse hacia un lado. La tortícolis también se conoce como loxia o cuello torcido. Es posible que su hijo deba ver a un ortopedista pediátrico (un médico que se especializa en el tratamiento de problemas de huesos y articulaciones en niños) para que le haga una evaluación.
¿Cuáles son las causas de la tortícolis muscular congénita?
No está claro por qué algunos niños nacen con tortícolis muscular. Entre las causas posibles se incluyen las siguientes:
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Contracción de un músculo del cuello a consecuencia de la posición de la cabeza del niño en el útero durante el embarazo
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Desarrollo insuficiente de un músculo del cuello que en consecuencia resulta más corto de lo normal
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Daño a un músculo del cuello durante el parto
Independientemente de la causa, la tortícolis muscular congénita se produce porque uno de los músculos del cuello está acortado. Eso hace que el cuello se gire hacia el lado afectado.
¿Cuáles son las señales de la tortícolis muscular congénita?
Las señales de este problema pueden a veces detectarse en el nacimiento. O puede ser inadvertido durante algunos días o semanas. Entre estos signos se encuentran los siguientes:
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Inclinación de la cabeza del niño hacia el lado del músculo contraído, con la barbilla hacia el otro lado
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Una masa en el músculo del cuello, en el lado donde está más corto
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Disminución del rango de movimiento del cuello
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Aplanamiento de un lado de la cara porque el niño duerme de un lado.
Esta afección no es dolorosa. Es probable que su hijo no sienta molestias.
¿Cómo se diagnostica la tortícolis muscular congénita?
Un examen suele ser suficiente para diagnosticar esta afección. El resultado puede confirmarse con una o más de las siguientes pruebas de diagnóstico por imágenes:
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Radiografía. Se realizan para observar los huesos del cuello y de los hombros a fin de averiguar si hay otros problemas.
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Ecografía. Crea imágenes formadas por ondas de sonido. Se hace para mostrar los músculos del cuello.
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Resonancia magnética. Se hace para mostrar los músculos del cuello.
¿Cómo se trata la tortícolis muscular congénita?
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La tortícolis muscular congénita suele desaparecer por sí sola antes de que el niño cumpla 1 año de edad. En ese tiempo, los ejercicios ayudan a estirar los músculos. Su hijo podría ver a un fisioterapeuta (PT) para hacer estiramientos. El fisioterapeuta también le enseñará a usted ciertos ejercicios para hacer con el niño en casa. Este profesional puede enseñarle a poner al niño en ciertas posiciones que lo fuercen a estirar el músculo por su cuenta. También puede enseñarle algunos ejercicios de estiramiento específicos. Si las medidas tradicionales no funcionan, se puede recomendar la cirugía.
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El niño deberá someterse a exámenes médicos periódicos a fin de asegurarse de que no hayan surgido otros problemas.
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Si el músculo no se relaja por sí solo antes de los 11 meses, quizá se necesite una cirugía. Esto se realiza para relajar y alargar el músculo contraído a fin de aliviar la tortícolis.
¿Cuáles son los problemas a largo plazo?
Un niño con esta afección por lo general no tendrá problemas a largo plazo si recibe tratamiento. Pero el músculo contraído puede obligar al niño a acostarse siempre de un lado. Esto puede producir una ligera deformación (aplanamiento) de la cabeza en ese lado. Esta deformación es inofensiva y desaparecerá en los próximos años. Llame al médico si está preocupado por un empeoramiento de la tortícolis.
Revisor médico: L Renee Watson MSN RN
Revisor médico: Raymond Turley Jr PA-C
Revisor médico: Thomas N Joseph MD
Última revisión:
1/1/2022
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